Consecuencias del uso (y abuso) de Blackberry

Hace algunos años, tener un celular era motivo meramente laboral, importante para empresarios o trabajadores que tenían la necesidad de estar al tanto de lo que ocurría alrededor suyo. Pero, luego los jóvenes fueron adquiriendo equipos móviles y con la aparición de equipos smartphone, la comunicación dio un vuelvo importante en su evolución, trayendo no solo beneficios sino también consecuencias.

En la actualidad resultan cada vez más pacientes con enfermedades de la era cibernética, tanto en lo laboral como en lo recreativo. Patologías que quizá el consumidor no conoce o no se preocupa por ellas, ya que la mayoría son a largo plazo.

Vamos a centrarnos en el Blackberry, equipo muy popular en el mercado juvenil y que es una tendencia en el mundo de las telecomunicaciones.

El mal uso de este equipo móvil es que provoca ciertos problemas de salud en los usuarios. Este dispositivo ha generado que las personas que usan Blackberry por largos periodos de tiempo, generan una especie de adicción que puede tener el mismo grado de peligro que el alcohol o cualquier otra sustancia adictiva.

Otra de las consecuencias es la individualización de las personas que usan este equipo y la posterior pérdida de una vida social. Al aferrarse a este tipo de comunicación, el usuario tiende a encerrarse en un círculo que le impide poder convivir con otras personas, con el mundo exterior. Vive su mundo y se olvida del resto.

Y pocos se dan cuenta de este detalle, pero el teclear constantemente el teléfono, provoca dolencias en los dedos pulgares y es posible que este malestar pueda incluir incluso males en los brazos y en el cuello motivando incomodidades.

¿Qué puede ocurrir en diez años? Derrepente el aislamiento total que producen estos dispositivos se agravarán más, aparte de los males que pueden perjudicar más aún la salud de las personas. Podemos ver estos aparatos como una gran novedad de la tecnología y que pueden facilitar nuestra vida diaria, pero muchos ignoramos el daño que nos hacemos diariamente (y en silencio).