Yo odio los partidos de fútbol. Esto viene desde mi infancia cuando por alguna celebración deportiva de esas que suelen hacer los hombres, mi casa se paralizaba y no se hablaba ni veía otra cosa que no fueran partidos de fútbol.
No puedo entender hasta ahora porqué correr tras una pelota puede causar tanta estupidez emocional en la gente.
Mi padre solía sentarse a ver los partidos de fútbol, y la verdad a mi me impresionaba más el espectáculo que ofrecía mi papá, reía, sufría, gritaba, lloraba, maldecía, es decir; podríamos recrear todas las emociones del ser humano en 90 minutos. Nunca pude comprender cómo mi padre una persona tan centrada podía llegar a perder la cabeza y la cordura frente a un simple juego.
Y ahora, por coincidencia mi amado marido gusta también del fútbol, es decir, se planta frente al televisor y grita, chilla, aúlla, vocifera, de una manera increíble e inenarrable.
Amo a mi marido, pero debo confesar que no lo soporto sentado frente a la caja boba cual esclavo emocional. Lo peor de todo es que luego de ver el partido, quiere ver las repeticiones, y los comentarios del partido, en todos los programas y todos los canales, y siempre lo mismo.
¡Hasta que punto puede un ser humano perder los estribos! No se si es mi Karma, o es que en otra vida yo cometí algún error que ahora tengo que pagar, pero la verdad sea cual fuere la razón, esta situación me es incómoda y pesada.
En fin, cuando hablé de que aceptas todo lo que viene con tu marido esto incluye los partidos de fútbol.