MI MARIDO Y EL FÚTBOL

Yo odio los partidos de fútbol. Esto viene desde mi infancia cuando por alguna celebración deportiva de esas que suelen hacer los hombres, mi casa se paralizaba y no se hablaba ni veía otra cosa que no fueran partidos de fútbol.

No puedo entender hasta ahora porqué correr tras una pelota puede causar tanta estupidez emocional en la gente.

Mi padre solía sentarse a ver los partidos de fútbol, y la verdad a  mi me impresionaba más el espectáculo que ofrecía mi papá, reía, sufría, gritaba, lloraba, maldecía, es decir; podríamos recrear todas las emociones del ser humano en 90 minutos. Nunca pude comprender cómo mi padre una persona tan centrada podía llegar a perder la cabeza y la cordura frente a un simple juego.

Y ahora, por coincidencia mi amado marido gusta también del fútbol, es decir, se planta frente al televisor y grita, chilla, aúlla, vocifera, de una manera increíble e inenarrable.

Amo a mi marido, pero debo confesar que no lo soporto sentado frente  a la caja boba  cual esclavo emocional. Lo peor de todo es que luego de ver el partido, quiere ver las repeticiones, y los comentarios del partido, en todos los programas y todos los canales, y siempre lo mismo.

¡Hasta que punto puede un ser humano perder los estribos! No se si es mi Karma, o es que en otra vida yo cometí algún error  que ahora tengo que pagar, pero la verdad sea cual fuere la razón, esta situación me es incómoda y pesada.

En fin, cuando hablé de que aceptas todo lo que viene con tu marido esto incluye los partidos de fútbol.

El sexo en el matrimonio

El tema del sexo es siempre un poco engorroso, yo diría incluso bastante incómodo a veces. Pero no es necesario ser especialista sexóloga como Alessandra para emitir una opinión o al menos para decir un par de cosas que pueden resultar en alivio de nuestro Karma.

Para empezar yo siempre pensé que el sexo era un punto determinante de la relación, léase esto como, un buen sexo igual un buen matrimonio. Podría remontarme a unos años atrás cuando escuché a una tía mia decir en forma de chiste pero con mucha autoridad que: «una mesa bien servida y una cama bien movida aseguran tu matrimonio» y ella tiene más de 30 años de feliz matrimonio.

La verdad, yo no sé si en realidad un buen sexo asegura la vida de una relación, claro que la recrea y la relaja pero no es un seguro matrimonial. Aunque algunas veces el sexo no tiene nada de recreativo ni relajante, sobre todo cuando hay problemas como disfunción eréctil, eyaculación precoz, falta de libido en la mujer, frigidez, etc.

Particularmente debo decir que estoy bastante satisfecha con mi relación en el ámbito sexual, mi marido es muy bueno haciendo lo que sabe hacer y lo que debe hacer pero debo confesar, ahora que llevo una vida sexual segura y regular que la vida real dista mucho de las películas.

Es que en algún momento de mi vida, cuando soñaba con encontrar el príncipe azul, alucinaba también sobre cómo sería tener sexo con él. Alucinaba con las escenas de nueve semanas y media, bajos instintos, y todas esas cintas eróticas que te pintan el sexo como algo lleno de… CINE.

Nunca imagíné que tener sexo no sólo me dejaría extenuada como hacer cuatro horas de spinning consecutivas, sino que me causaría tal hambre y sed al terminar que luego tendría que cansarme más en el gym para perder todas las calorías post coitales.

Esas sesiones de sexo recontra alucinantes son interesantes y se las dejo a los actores de cine.

Yo he aprendido un nuevo sexo con mi marido. El sexo de las miradas, el sexo de los besos y las caricias. El sexo suave que te va llevando poco a poco al limbo, ese sexo que te hace sentir muy femenina, muy bonita, súper sexi, ese sexo que te vuelve la mujer más deseada del mundo. Ese sexo que es curativo, que te mejora el rostro, que te hace brillar la mirada y te hace cantar.

Ahora creo que en el matrimonio hay más que sexo, creo que hay amor, amistad, complicidad, ternura, hay fe del uno para con el otro, y muchas ganas de hacer juntos las cosas.

Y muchas ganas de tenerse ganas  también.

¿ACEPTAS POR ESPOSO/A…?

La pregunta de rigor ¿aceptas por esposo/a…? trae mucha cola, una cola tan larga como la del vestido de novia.

Y es que no se trata sólo de aceptar a la persona que tienes al frente, bien vestido, guapo más que nunca, bañado y bien peinado como un modelo de revista; se trata de aceptar la historia completa de esa persona.

En el momento que dices que sí, te haces responsable de una vida. te responsabilizas de los  sueños y las ilusiones de él o ella. Te haces responsable de sus  sentimientos, de su alma y su corazón. Y ni hablar de la alimentación y hasta algunos de su educación. ¡Tu propia vida, tu tiempo, tus decisiones ya no te pertenecen!.

Aceptas a ésa persona pero también aceptas los demás vínculos de la persona, es decir amigos y familia.

Aceptas virtudes y defectos. Aceptas tragos dulces y amargos. Empiezas una aventura diferente, yo diría que no terminas aún de conocer tu propio mundo y te diriges a descubrir otro totalmente distinto al tuyo, con costumbres diferentes, con otros hábitos, con cosas absolutamente nuevas para tí.

Hablamos de cosas que van desde la manera de cepillarse los dientes, ponerse la pijama, tender la cama, hasta comer y caminar. Hablamos de los programas de televisión y de la música. Hablamos de donde colocas la ropa al cambiarte luego de llegar del trabajo, de cómo lavan la vajilla y de cómo colocan la mesa para almorzar.

Están los pequeños detalles como los cabellos en la bañera. o las barbas después de la afeitada mañanera, están las largas tardes en los grandes almacenes (que con tus amigas era una delicia) y los paseos que se hacen infinitos en las tiendas de herramientas o la sección electrónica.

La verdad es que hace falta una lista inmensa aún para detallar todas las cosas increíbles que llegas a descubrir, cosas que te pueden causar gracia, risa, carcajadas, asombro, sorpresa, incomodidad, cólera, rabia, ira,  incluso diría yo un desmayo.

Entonces, si vas a decir «sí, acepto» debes ponerte en dos situaciones: o estás totalmente seguro de conocer a esa persona, sabes que es tu alma gemela y te hace feliz unirte a ella, o desconoces absolutalmente todo de esa persona y tu incertidumbre a cerca de lo que se viene es sólo comparable con un agujero negro pero, al estilo Indiana Jones, decides embarcarte en una aventura sin fin pues eres feliz al hacerlo.  En suma, cualquiera que sea  tu situación fíjate que hay un común denominador en ambas: el que seas Feliz, y es lo que importa.

Provecho con lo que se te viene…