Turista en el desierto

Desesperado de sed, un turista se arrastraba por el desierto, cuando divisó un movimiento en la distancia.

Esperanzado de hallar agua se fue acercando hasta la imagen.

Era un comerciante sentado frente a un caballete atiborrado de baratijas.

– Estoy desfalleciendo de sed.

¿Podría darme agua? – Imploró el turista.

El comerciante le respondió:

– La verdad es que no tengo agua, pero… ¿por qué no se compra una corbata? Acá tengo una que va perfecta con su ropa…

-¡No quiero una corbata!’ aulló el turista………

– ……. ¡Agua quiero!… AGUAAAA !

– Bueno, no me compre una corbata si no quiere.

– Pero, para que vea que soy una buena persona, le diré que pasando esa colina, a unos 4 kilómetros, hay un buen restaurante.

– Camine en ese sentido, ellos tienen todo el agua que quiera.

– El turista agradeció y desapareció rápidamente tras la colina.

A las tres horas el turista regresó donde estaba el comerciante, seguía sentado frente a su caballete.

El comerciante le pregunta:

Le había dicho 4 kilómetros tras la colina; ¿no lo encontró?

Lo encontré perfectamente, pero el hijo de p… de tu hermano no me deja entrar sin corbata…!

Chistes médicos

Un hipocondríaco va al médico y le pregunta:

Doctor, mi mujer me traicionó hace una semana y aún no me han salido los cuernos.

¿Será falta de calcio?


Un hombre va a ver al urólogo y le dice que quiere hacerse una vasectomía.

El doctor le dice:

– Sr. es una decisión muy grande, lo ha comentado con su esposa e hijos??

y el señor le contesta

– Sí.. se puso a votación y quedó 17 a 2.


Una anciana a su odontólogo

–  Vengo a que me saque los dientes…

– Pero señora, si usted no tiene dientes.

–  Sí doctor; acabo de tragármelos.

Emergencia médica en la playa

Al servicio de emergencia médica de una localidad balnearia llama desesperado un turista:

– ¡Ayúdenme! ¡Me quedé dormido al sol boca arriba en la playa y ahora estoy todo quemado! ¿Qué puedo hacer?

– Esta noche, al acostarse -le responde el médico- unte todo su cuerpo con una crema de Aloe Vera, tómese 2 pastillas de Viagra y, lógicamente, duerma boca arriba.

– Lo del Aloe Vera y dormir boca arriba, lo entiendo, pero… ¿para qué las 2 pastillas de Viagra?.

Y el Dr. le responde: Para que la sábana no le toque el cuerpo…

Pelotas calientes

Tres amigas de esas que se cuentan todo conversaban y una dijo:

– ¡UY, Cuando hago el amor con Juan, le toco las pelotas y se le ponen calientes!

La otra dice:

– ¡UUUYYY, Cuando yo hago el amor con Pedro, le toco las pelotas y también se le calientan!!

Y la tercera dice:

– ¡NO! Yo no me he dado cuenta, pero esta noche, cuando haga el amor con Jaime, me voy a fijar y les cuento.

Al otro día se juntan, y la mujer llega con una maleta y las amigas le preguntan:

– Pero ¿qué  pasó?

– Lo que pasa es que estaba haciendo el amor con Jaime, y me acordé de lo que habíamos hablado, así que le toqué las pelotas y le dije :

– ¡UUYYYYYY SE TE CALIENTAN IGUAL QUE A JUAN Y A PEDRO!!!

Recién casados a los 90 años

Dos Viejitos se encuentran en un Centro Geriátrico, deciden casarse  y así lo hacen.

Moishe le dice a su flamante esposa:

– Raquel, yo tengo un lindo departamento…. Mudémonos allí. Yo vine acá para no estar solo, pero ahora, contigo, es otra cosa…

Ella, contenta, acepta.

Al llegar a la casa, él le dice:

– Este es mi dormitorio y ese de allí es el tuyo. Vas a ver que es más práctico.

A ella no le parece mal y acepta.

A las nueve de la noche, Moishe le golpea la puerta:

– Toc toc… ¿Puedo pasar?.

– ¡Claro, Moishe, pasa!.

Moishe pasa, se mete en la cama y la pasan fenómeno.

Luego charlan un rato y Moishe se va a su habitación.

Ella piensa: «¿está bueno así?».

A las once de la noche, Moishe golpea nuevamente la puerta y dice:

– Raquel, ¿Puedo pasar?.
(Ella no lo podia creer )

– Claro, Moishe, ¡¡¡pasa!!!.

Nuevamente, un gran momento y él, luego, se retira del dormitorio.

Luego, a la una de la mañana, golpea Moishe y Raquel, desorientada y sorprendida, pregunta:

– ¿Quién es?….

– Soy yo, Moishe. ¿Puedo pasar?.

Raquel pregunta:

– ¿De nuevo?.

Y Moishe responde:

– ¿Qué pasa?… ¿Ya estuve?

Noche romántica a los 90 años

Una noche una pareja de antiguos estaba ya acostada en su cama.

El marido se estaba quedando dormido, pero su mujer se sentía romántica y quería conversar.
Le dijo:

– Recuerdo que, cuando me enamorabas, me agarrabas la mano.

De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarró la mano por unos segundos y luego trató de dormirse otra vez.

En pocos momentos después, ella le dijo nuevamente:

– Entonces, recuerdo que me besabas.

Algo molesto, se dio media vuelta otra vez, le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodó para dormirse.

En treinta segundos, ella insistió diciendo:

-Luego, tú me mordías el cuello.

Enfadado, el marido tiró la ropa de cama y se levantó.

– ¿A dónde vas?, le preguntó ella.

-¡¡¡ A buscar mis dientes !!!.

Propuesta de Matrimonio

Dos ancianos, él viudo y ella viuda, se conocían hacía varios años. Una noche hubo una cena comunitaria en la Casa Club.

Los dos estuvieron sentados en la misma mesa, uno frente al otro.

Durante la Comida, él la miró y la miró, admirado, y, finalmente, juntó el coraje para preguntarle:

– ¿Quieres casarte conmigo?.

Después de unos segundos de «cuidadosa consideración», ella respondió:

– Sí. Sí. ¡Acepto!.

La Comida terminó y, luego de algunos intercambios agradables de palabras, los asistentes se fueron a sus respectivos hogares.

A la mañana siguiente, él despertó preocupado y dudoso de la respuesta. «¿Dijo sí, «o dijo no”?.
No podía recordar. Lo intentó y lo intentó, pero, simplemente, no recordaba, no tenía, ni siquiera una vaga idea.
Inquieto, fue al teléfono y llamó a su amiga.

En primer lugar, le explicó que su memoria no era tan buena como solía serlo.
Luego, le recordó la noche hermosa que habían pasado y, con un poco más de coraje, le preguntó:

– Cuando te pregunté si querías casarte conmigo, ¿dijiste, sí, o dijiste no?.

Él quedo encantado al oírla decir:

– Te dije que sí, que sí. Acepté y lo dije con todo mi corazón.

Y estoy muy feliz de que me llamaras, pues no podía recordar quién me lo había pedido.