Tres partidos jugados en la Libertadores. Tres triunfos soberbios. Nueves goles a favor y apenas dos en contra. No señores, no hablo de Estudiantes de La Plata, sino de Alianza Lima. El equipo de La Victoria pasa por un momento brillante, contundente y eficaz, que lo ha llevado a ser la sensación del torneo.
»Es un rayo, es un monstruo.. ¡Que bárbaro! ¡Alianza Lima es imparable!» fue lo dicho por Mariano Closs, relator de Fox Sports apenas Wilmer Aguirre anotó el tercer gol grone ante Estudiantes en la memorable goleada de 4-1. Y es que hace algunas semanas, yo dije: »Este es el Alianza que quiero ver», porque el equipo juega, corre y sobre todo, aprendió de sus errores, aquellos que nos costaron un título el año pasado ante el eterno rival.
Como vibre con el 4-1 al campeón de América y al subcampeón del Mundo. No senti tanta algarabía desde la final del 2006 ante Cienciano. La noche del 18 de febrero, Matute practicamente fue un sólo corazón que empujó a once guerreros con hambre de gloria. El coloso victoriano no tembló, sino latió al ritmo de Gustavo Costas y sus dirigidos, quienes encendieron la ilusión en la mitad más uno del país, por cumplir un destacado papel en el ámbito internacional.
Gustavo Costas aprendió que el fútbol es un juego en conjunto y pidió a los hombres necesarios para esta nueva misión. Relegó al colombiano Montaño y se la jugó por dos jugadores que forman parte de la columna vertebral del equipo: Joel Sánchez y Jean Tragodara. Revitalizó a Henry Quinteros e hizo (lo viene haciendo) explotar a Wilmer Aguirre y José Carlos Fernández, quienes son una dupla de temer según lo comentado por los argentinos.Y una mención también a Salomón Libman, quien se cansó de calentar banca el año pasado, pero que en 2010 tuvo su oportunidad y con creces, lo está sabiendo aprovechar.
Y es que el regreso de Alianza Lima tras dos años de ausencia en el torneo sorprendió hasta el más acérrimo hincha de la blanquiazul. A aquel que todos los fines de semana, con la camiseta al pecho, va a Matute a alentar al ‘Equipo del Pueblo’. Del triste 2007 al momento actual, la diferencia es abismal. Ya no hablamos de los ‘cero puntos’, sino ya incluso, podemos comparar la versión 2010 con aquella maravilla de 1978, que pudo juntar a Cubillas, Cueto y Sotil y llegar hasta las semifinales de la Libertadores ese año.
Hoy, quien va a Matute, llega con la ilusión de toda la vida, pero con un plus: Va a ver al Alianza que no solo se conforma con ganar, sino con gustar. El fútbol práctico, letal y avasallador se instaló en el ‘Alejandro Villanueva’ y el primer lugar en el grupo 3 de la Copa es prueba real de lo que digo.
Este es el Alianza que queremos ver… toda la vida.
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