Alianza Lima se quedó con las ganas de sumar una nueva estrella en su palmarés. Fue un 2011 bizarro pues la pelea por el título nacional no fue el único tema en el día a día del hincha blanquiazul, sino también los problemas extradeportivos.
Qué puntos incidieron en el fracaso blanquiazul este 2011?
1. Guillermo Alarcón:
Camino a casa y con la cabeza fría, pensaba en que la administración más nefasta en la historia del club, no merecía celebrar un título nacional. No es un secreto que la presencia de Alarcón le hace mucho daño a la institución. Tres años de gestión, cero resultados deportivos y miles de goles en contra en lo dirigencial. Un tipo cuya defensa siempre fueron las ‘obras’ que realizaba en pro de Matute, pero que en lo que le importaba al hincha, el resultado, no daba crédito alguno.
Tras la eliminación en la Copa Libertadores, leí un comentario en Facebook: »De que me sirve vestir Nike si en la Copa fuimos eliminados. Prefiero vestir Vega Veguita, cumplir un papel decoroso en la Libertadores y ser campeón nacional». Alarcón creyó que con Nike, compraba la ilusión de la gente, pero se equivocó. Nadie cree en sus discursos, viles engaños del presidente más cuestionado en la historia de Alianza Lima.
¿Qué pasaba si Alianza campeonaba? Seguramente, el primero en subirse al coche era Alarcón, como en aquella noche ante Estudiantes por Copa. Hoy, pese a no haber logrado el campeonato, los elogios y el reconocimiento son para un grupo de jugadores que superó la adversidad de los sueldos impagos y la poca seriedad de un presidente que se ha burlado de ellos y de la hinchada.
Y eso, que no contamos con los procesos legales que Alarcón tiene pendiente y que, de salir de la presidencia, lo podrían mandar a prisión. Pero a ‘Pocho’ no le importa eso, pese a que con el correr del tiempo, sus secuaces lo han ido abandonando poco a poco.
2. Deudas y puntos perdidos:
El plantel se va para los cuatro meses de deuda, pero a Alarcón no le importa. Esta situación hizo que Alianza pierda los tres puntos ganados ante CNI, algo que para un optimista hincha blanquiazul, podría haber cambiado la historia del playoff. Pero a los jugadores, trabajadores e ídolos hay que maltratarlos.
Las promesas de Alarcón fueron el pan de cada día en La Victoria. Una cosa es prometer, pero otra es cumplir y Alarcón no cumplió.
3. Contrataciones:
Un vende humo como Alarcón había prometido que el delantero que Nike iba a poner, sería A1 y quedó más que comprobado que Hernán Gastón Peirone nunca lo fue. Pero eso no fue lo único, sino que se apostó por Leonardo Castro como su socio. Los dos fueron un fiasco total y Alarcón no sabía dónde enterrar la cara. Un ‘aporte’ millonario de Nike no merecía ser despilfarrado de esa manera.
”No necesariamente porque tú haces las mejores contrataciones campeonas, creo que nosotros hemos hecho excelentes contrataciones, tenemos un excelente plantel y al final de campeonato veremos quién hizo las mejores contrataciones” (Guillermo Alarcón a principio de temporada).
4. No hubo sponsor:
¿Cómo le hizo Alianza para sobrevivir el 2011 sin sponsor en la camiseta?
Se habló del Banco Minas Gerais, que nunca fue real, Luego, se corrió el rumor del Grupo Añaños, pero nunca fue una opción real. Se impulsó la venta de una cerveza, pero no hay cifras que indiquen el destino de las ventas.
De qué vivió Alianza este año? No creo que sea de solo taquillas, pues los sueldos del plantel no son nada baratos, sin contar las deudas con los trabajadores e ídolos de la institución como César Cueto y José Velásquez, maltratados por Alarcón.
5. Malas decisiones técnicas:
La salida de Gustavo Costas sorprendió a más de uno, pero el afán ‘ahorrador’ de Alarcón lo llevó a elegir a Miguel Ángel Arrué como su sucesor. El chileno no ofreció una evolución en lo futbolístico y bien podría decir que su oferta no convenció ni a los mismos jugadores.
Sentó sin dar explicaciones a Salomón Libman (generando un conflicto insalvable con George Forsyth) y en el play off, demoró en los cambios en la final de Matute y ayer, hizo jugar a un lesionado Roberto Ovelar. No tuvo respuestas ante un Aurich que salió con todo en los dos últimos partidos y peor aún, su discurso nunca convenció pues no se notó diferencia alguna entre su trabajo y el de Costas.
En Alianza no queremos ‘bomberos’ en la dirección técnica. Ya no.
6. Poca efectividad ante rivales ‘exigentes’
Salvo los ajustados triunfos ante León de Huánuco y Juan Aurich en Matute, a Alianza le costó ganar ante los mencionados rivales de visita, Sporting Cristal, Universidad San Martín y Universitario de Deportes.
Si bien se lograron triunfos valiosos en terrenos complicados como Ayacucho, Huancayo y Cusco, el equipo quedó en deuda en el clásico ante Universitario, los duelos opacos ante Cristal y la tan mentada ‘paternidad’ de la Universidad San Martín, que incluye el 4-0 en el Callao en la primera rueda.
A Alianza le costó reaccionar cuando le anotaban el primer gol y una evidencia fueron las derrotas ante León en Huánuco y Sport Huancayo en Matute. No hubo respuesta en los jugadores y eso no fue un error de Arrué, sino también debo incluir en esa responsabilidad a Costas.
7. Las dependencias:
Era común escuchar en la tribuna ”quiero un gol de Ovelar” o ”Sin Ovelar no ganaremos”, peor aún cuando regresó Jhonier Montaño y su presencia se hizo importante en algunos pasajes de la segunda parte del año y cuando no estuvo, »se le extrañó».
Alianza Lima debe ser un equipo y tener a los jugadores listos en caso los ”referentes” no estén en óptimas condiciones para jugar. Ayer, muchos nos dimos cuenta de ello, pues Junior Viza no fue un Jhonier Montaño y Henry Quinteros no tuvo el mismo despliegue de Juan Jayo y Soto no tuvo el coraje de Ovelar y la verdad, estos tres se hicieron extrañar (como también Jorge Bazán).
Y como es lógico, Alianza debe aprender a jugar en equipo y no hacerlo pensando en la ausencia de tal o cual jugador.
8. ¿Hubo soberbia?
Algo que dije en medio del ‘análisis’, fue que Alianza empezó a perder la final en Chiclayo. Si, el triunfo en el ‘Elías Aguirre’ le hizo daño a buena parte de los hinchas al creer que el título estaba servido sin olvidar lo peligroso que resultó ser Juan Aurich en Lima. En Matute, quienes fuimos al estadio nos dimos cuenta que no había una disposición seria por salir a asegurar el partido desde el primer minuto y esos errores, Aurich no perdona y mi salida del estadio tras el partido, fue con una cara larga, con el pesimismo se sentir que todo ya estaba perdido sin necesidad de jugar un tercer partido.
Razón tuvo Juan Jayo al decir que el segundo partido se jugó ‘light’ y eso, para un equipo que grande y que pelea por campeonar, es imperdonable.