El corazón siempre está ahí

Fernández en la celebración con Soto

No ofrece un fútbol vistoso, no ofrece el espectáculo que reza su historia, pero de algo que el hincha no puede reprocharle a este grupo de jugadores, es el corazón que le ponen a cada partido, a cada jugada, a cada grito de gol.

Ayer lo dijo José Carlos Fernández post partido: »Jugamos por nosotros, por nuestras familias, por la historia de Alianza». Por el presente de Alianza Lima, por estar actualmente abandonado por un tipo que por fin deja la presidencia del club, este grupo de jugadores da la cara y afronta un duro torneo como la Copa Libertadores de América.

Ayer, el Estadio Nacional fue testigo de un triunfo sufrido pero necesario al fin y al cabo. Nunca quise que mi euforia por el gol de JC se acabe. Debo confesar, que es uno de esos gritos contenidos por mucho tiempo, de esos que uno quiere expulsar cuando las cosas vienen mal y que se transforma en el tan ansiado desahogo. La celebración, el abrazo de los jugadores, el respaldo al cuestionado Pepe Soto… miles de sensaciones se cruzaron ayer en un estadio habitado por una hinchada que nunca se calló, que siempre alentó, que empujó y guapeó durante los 90 minutos del partido.

Como dije al empezar el post, este equipo tiene corazón, pero el fútbol aún no lo muestra. Ayer pasamos por muchísimos apuros por una defensa muy desorganizada (con Ramos a la cabeza) y un error del uruguayo Romero, cuyo balón se estrelló en el travesaño. Ascues acusó la inexperiencia de afrontar un torneo internacional y fue superado en muchas oportunidades por Vicente Sánchez y Tabaré Viudez. En el centro de la zaga, Walter Ibáñez fue lo destacado. El ‘Colo’ partido a partido va agarrando confianza, pero él solo no es la defensa de Alianza Lima y Ramos debe mejorar muchísimo, porque su presencia es sencillamente »resistida».

El mandato de todo hincha aliancista es que »para celebrar primero hay que sufrir». Nacional fue un rival digno, que tranquilamente pudo haberse ido ganador de Lima, si no fuera por el error de Romero y algunas intervenciones destacadas de Salomón Libman (*). Pero, Alianza no debe seguir sufriendo y debe aprender, primero a mantener la ventaja y luego a consolidarla. Errores como los que cometió ayer Cristofer Soto, simplemente son imperdonables, no solo por tratarse de un torneo internacional, sino por ser de un jugador que venía clamando por una oportunidad en el once titular y cuando se le dio, no supo concretar.

Lo de Alianza fue emotivo en cada jugada buscada por José Carlos Fernández, no sólo en el ataque sino en su apoyo en labores de marca en el mediocampo. Fue emotivo por ser el último partido de Jhonier Montaño, y el colombiano se despidió con un partido redondo, manejando los hilos del equipo y siendo el referente que tanto se ha necesitado en los últimos años. Lo de Alianza fue emotivo porque el triunfo era tan necesario, porque las alegrías como éstas eran necesarias en una institución tan golpeada como la nuestra.

El próximo partido copero será la revancha en Montevideo, y José Soto debe trabajar mucho en defensa y en el reemplazo de Montaño.