Pero el correr de los años, el destino pareció darnos la contra. Estamos en 2010, y el Cienciano parece más un equipo de barrio que un plantel que se supo hacer respetar en el continente merced a sus logros internacionales y la supuesta ‘estabilidad’ adquirida por Juvenal Silva. Es precisamente ‘Juveco’. el gran responsable de esta debacle, el único capaz de llevar al cielo al club y al mismo tiempo, bajarlo al infierno.
En 2003, Cienciano obtuvo para el Perú, su primer título internacional venciendo a River Plate en la final de la Copa Sudamericana disputada en Arequipa. Aquel gol de Carlos Lugo marcó un hito en la historia de nuestro fútbol, pues tras los subtítulos de Universitario y Sporting Cristal en la Copa Libertadores, ningún club peruano había estado cerca de lograr la tan ansiada consagración. Y por si fuera poco, en Agosto del 2004, el equipo imperial se dio el gusto de vencer a Boca Juniors en la Recopa, inmortalizando el ”Upa Upa Upapá”.
Pero ¿qué pasó en adelante? ¿Por qué hoy Cienciano es un equipo casi amateur?
La respuesta la tiene Juvenal Silva, sentado desde hace más de una década en la presidencia del club, y que pasó de ser amado a odiado en el Cusco. Los jugadores de la actual plantilla no cobran desde hace tres meses, hay deudas también con ex jugadores. ¿Qué se hizo con el dinero ganado por participar en las copas internacionales? ¿Por qué Cienciano no tiene sede social, si Silva grita a los cuatro vientos que su institución es grande en el país?
Seguramente, Juvenal Silva sabe que si sale del club, se realizará una auditoría general, se sabrá el destino de todo el dinero y más que seguro, podría pasar algún tiempo en prisión. Cualquier persona podría haber dado un paso al costado en este tipo de situaciones, pero ‘Juveco’ no. Y el cuento de que nadie quiere invertir no es tan creíble, pues entre quien entre, él seguirá metido en la institución, como si fuese el dueño general del circo, el inventor de todo, el todopoderoso del Cusco.
Es una pena ver como Cienciano se viene abajo. eL 20% del plantel ha decidido renunciar y es loable el gesto de Julio García de permanecer en el equipo, (es el único sobreviviente de la generación del 2003). Es admirable ver a Sergio Ibarra partirse en dos para asumir funciones como técnico-jugador. Pero una institución no se mide por admiración y reconocimiento. Hoy Cienciano no es ni la sombra de un equipo de Primera División, por responsabilidad de Juvenal Silva Díaz, uno de los peores tumores que han podido existir en la historia del Fútbol Peruano.
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