Es complicado para mi hablar de él sin dejar de derramar una mínima lágrima. Durante mi infancia, varios de mis amiguitos tenían como ídolo a Superman, el Hombre Araña, Batman o el Capitán América, yo tenía un héroe latino y muy original: Don Ramón. Aquel bigotón que siempre fue responsable de que yo vea ‘El Chavo del Ocho’ antes de hacer mis tareas de colegio y que me quitaba siempre las malas vibras del día, incluso hasta en estos días.
Ver todo el shock mediático que Ramón Valdéz Castillo provocó no sólo en México sino en varios rincones del mundo es simplemente emotivo. Yo tenía apenas dos años cuando el ‘Cara de Perro Degollado’ partió a la eternidad para convertirse en una leyenda. Y pensar que dentro de mi inocencia, sin saber aún que ya descansaba eternamente, mi sueño era conocerlo y que me de un coscorrón típico de los que recibía el Chavo… o fungir de dueño de la vecindad y perdonarle los 14 meses de renta que debía. Cuando tome conciencia de que ‘Ron Damón’ no estaba entre nosotros, más allá de la evidente pena, me dio nostalgia y mayor deseo por conocer pasajes de su vida.
Ayer vi una entrevista que le hicieron a Carlos Villagrán, el recordado ‘Quico’ hizo énfasis en la importancia que Ramón Valdéz tenía dentro del elenco formado por el genial Chespirito:
”Don Ramón era el eje de toda la serie. Si él se iba, Doña Florinda no tenía a quien pegarle, el Sr. Barriga no tenía a quien cobrarle la renta, Doña Clotilde no tendría de quien enamorarse, Quico no tendría a quien decirle chusma chusma, el Chavo no estaría protegido.. y lo más triste, la Chilindrina hubiera sido huérfana”. Y es que entre Quico y Ramón se repartían las preferencias del público, incluso por encima del propio Chespirito. Ambos protagonizaron escenas inolvidables, únicas y bien trabajadas, a ta punto que cuando dejaron el elenco, trabajaron en la serie ‘Ah que Kiko’ (1981).
Son palabras que describen exactamente la grandeza de Don Ramón. Un tipo que pese a las malas pasadas que le jugaba la salud, se brindaba al máximo por su público, aquella gente que lo siguió religiosamente durante muchos años… incluyendo este servidor, pues no me importa ver 15206121851 veces, el capítulo de la Fiesta de la Buena Vecindad… porque siempre me instalo en esa ficción y alucinar que si soy el Señor Barriga, le perdonaba los 14 meses de renta, que si era Quico, jamás le iba a hacer un chusma chusma, que si era Jirafales, nunca lo iba a mirar por encima del hombro. Don Ramón se merece el respeto y admiración de muchos, porque dentro de su actuación, improvisaba con textos que ni el talento de Chespirito en los guiones pudo agregar.
O con detalles que lo inmortalizaron. Por ejemplo, el vestuario que usaba Ramón Valdéz, era su ropa común y corriente o el ‘que pasó que pasó vamos ahí…’ fue insipiración suya. Para quienes creían que el nieto de Doña Nieves no tenía mucho talento, pues están equivocados. Él tenía tanto talento como lo tiene Chespirito o Carlos Villagrán para darle color a uno de los personajes más entrañables de la televisión.
Como no recordar de manera emotiva, la nobleza de Don Ramón, cuando decidió asumir su culpa y salvar al Chavo en aquel capítulo de la Venta de Churros. Es imposible borrar de la memoria, su participación en el primer día de clases, cuando por huir de Doña Florinda, se convierte en un alumno inesperado del profesor Jirafales. Pero, personalmente, no el capítulo, sino la escena que me hizo llorar, fue aquella en que el Chavo, le comparte algo de comida luego de la fiesta de cumpleaños de Quico. Ron Damón, Tripa Seca, Peterete, Rascabuches, Super Sam… personajes que se hicieron los favoritos de muchos, y que aparte del cariño, hicieron que Ramón Valdéz se lleve a la tumba, el agradecimiento de grandes y chicos que crecieron a su lado, admirando aparte de su nobleza, todo su talento y personalidad a la hora de actuar.
Este fiel seguidor del Necaxa, murió el 09 de Agosto de 1988 por un cáncer al estómago que se expandió hasta la columna vertebral. Aquel día falleció Ramón Valdéz, pero nacio una leyenda, y como dijo la Chilindrina en uno de los tantos homenajes en su memoria, a partir de ahí se dedicó a hacer reír a los ángeles y santos… Podrán pasar los años… podré hacerme viejo y aburrido, pero en un rincón de mi corazón, hay una aclamación eterna hacia él. Yo admiro a Don Ramón… flaco, tatuado, gomeador por Florinda, humillado por Jirafales, asediado por Clotilde, y víctima de las torpezas de el Chavo. Él es así… y por eso, hoy te saludo gran RAMÓN VALDÉZ!
Hoy no será un sólo video… recordemos algunas apariciones importantes de ‘Monchito’:
Canción de Los Mox: ”Yo admiro a Don Ramón”
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Las clases de Fútbol Americano
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Don Ramón regresa a la vecindad
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Año Nuevo en casa de Don Ramón
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