Piano
Unos obreros deben cargar un piano de cola hasta el último piso de un edificio elevado. A medio camino paran a descansar y uno de ellos, exhausto, pregunta si falta mucho.
Los hombres se miran entre sí, y la respuesta es negativa. Entonces el supervisor ordena, apuntando al más joven de sus hombres:
-¡Muchacho! ¡Ve tú a ver cuántos pisos quedan!
Y allá va el joven, trepando la escalera a los saltos. Al rato regresa y dice:
– Tengo una buena noticia y una mala.
– Pues dinos la buena…
– La buena es que sólo nos faltan cinco pisos.
El supervisor le dice:
– Entonces guárdate la mala hasta que hayamos llegado.
Trabajosamente, todos trepan los cinco pisos restantes con el pesado piano, y cuando llegan al final, sudando, el supervisor pregunta:
– A ver, muchacho, ¿cuál era la mala noticia?
– Pues que éste no es el edificio…
El abuelo
Un maestro pregunta a sus alumnos:
– ¿Cómo sería para ustedes una muerte bella?
A lo que una pequeña en el fondo de la clase responde:
– Sería morir como mi abuelo.
– Oh bien contesta el maestro. ¿Y cómo murió tu abuelo?
La pequeña le responde:
– Se durmió.
Entonces el maestro les pregunta:
– ¿Y cómo sería entonces para ustedes una muerte atroz?
Y la misma pequeña chica responde:
– Sería morir como los amigos de mi abuelo.
El maestro intrigado le pregunta entonces a la niñita:
– ¿Y cómo murieron?
La niña responde:
– Ellos iban en el auto de mi abuelo cuando se durmió…!!!
Suegra
Un señor llega de su trabajo y ve a su esposa muy angustiada que corre hacia él gritando:
¡Mi amor! ¡A mi mamá la picó una vibora!
Y el esposo le pregunta:
– ¿Cómo que una vibora? ¡Si había cuatro en la caja!
1. Amor, tu eres la única. (lo mismo le dice a la firme y a las bambas).jpg)
Los 7 enanitos están de viaje por Europa y llegan a Roma. Piden audiencia con el Papa, ya que están por allí y por supuesto se la conceden, porque para eso son los famosos Siete Enanitos.
Este es el mensaje de la contestadora automática:
Un hombre se va a dar una ducha en el momento que su esposa está terminando de hacerlo. En ese preciso instante suena el timbre de la puerta.
Murió un ingeniero y llegó a las puertas del cielo, como siempre lo atendió San Pedro:
Un pobre hombre estaba acostado en su cama, en el último estado de una Enfermedad terminal, le quedaban pocas horas de vida. De repente huele el aroma de tamales recién hechos, fresquecitos.