Que tal diferencia en estas primeras 15 fechas. Cuando Alianza se impuso en Cajamarca al UTC, tomamos el primer lugar de la tabla de posiciones y parecíamos encaminados a pelear en los primeros lugares del Torneo Descentralizado. Fecha 15, Alianza en el puesto 8 y con una triste goleada en contra ante Inti Gas en el Callao.
El equipo tocó fondo y si muchos creíamos que la derrota ante la San Martín en aquel recordado sábado del apagón era el punto con mayor vergüenza, me animo a decir que con lo hecho ante el equipo ayacuchano lo es más, porque muy pocas veces he visto a un equipo grande, quedarse tan a merced de su rival y en calidad de local.
Lo de los rendimientos bajos no es novedad en el equipo ni mucho menos las limitaciones de algunos jugadores. Es cierto, ya me cansé de referirme sobre Jorge Bazán o Jhonny Vidales, pero da también para criticar a jugadores como Carlos Beltrán, quien cae en la total irresponsabilidad de cometer una falta infantil y dejar con 10 al equipo cuando el partido ya iba 3-0 abajo. Eso también es responsabilidad de Wilmar, porque no sacó al argentino en el entretiempo cuando tenía una amarilla y sacó a un Cartagena que venía cumpliendo un buen juego.
¿Acaso hay un corto circuito entre los jugadores y el comando técnico? Lógicamente, hay maneras de perder pero como la del sábado es totalmente inaceptable. Un equipo rendido en su amor propio ante un Inti Gas al que se le debe dar todos los méritos, porque el equipo de Rolando Chilavert vino a la capital a hacer su partido, a aprovechar los espacios dejados por los aliancistas y sobre todo, a jugar con los errores del rival, como ocurrió con un George Forsyth que solamente se dedicó que llenar de dudas al hincha sobre su presencia por encima de un Manuel Heredia que venía haciendo las cosas bien.
El plantel corto, las contrataciones escasas, la ausencia de más referentes y más peso en la ofensiva comienzan a pasar factura. Ojo, que esa situación era totalmente previsible a inicio de temporada, pero, los medios deportivos se dedicaron a vendernos un equipo con futuro, un equipo candidato a ser campeón nacional, un grupo de «potrillos» que a final de cuenta, juegan su pelota pensando en irse al extranjero como sea. Esa es la realidad de un Alianza Lima en transición.
Se viene una segunda rueda con pocas salidas a provincia, dos de ellas al Cusco para chocar con Cienciano y el gran Real Garcilaso. En realidad, Alianza está a tiempo de escalar posiciones y tentar un buen lugar en la Liguilla final. Pero, se debe mejorar la raíz, comprometer a los jugadores y comando técnico en esta empresa.
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