Los daños del tabaco al medio ambiente

La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) sostiene que cada año se tirán 4.5 billones de colillas, la parte más tóxica del cigarrillo, y según el Ministerio de Salud de Argentina, la mayor causa de basura en todo el mundo.

Por ello, según un artículo publicado en la revista »International Journal of Environmental Research and Public Health», se considera que las colillas son residuos »peligrosos», pues cada año representan más de 845 000 toneladas de residuos.

Los filtros de las colillas están hechos de acetato de celulosa, un material no biodegradable cuyo efecto contaminante puede durar en el entorno 25 años hasta que se descompone. El estudio señala que en las playas americanas, las colillas representan un tercio de todos los residuos recogidos.

Además del filtro, la colilla puede conservar las sustancias tóxicas que componen el cigarrillo. La nicotina y el alquitrán de un solo cigarrillo pueden contaminar hasta 50 litros de agua.

Según un informe de la Universidad del Estado de Florida, las compañías tabacaleras le agregan a los cigarrillos sustancias químicas para que los jugadores no tengan que encenderlos de manera constante. Mientras que, la AECC indica que muchos incendios forestales en el mundo son provocados por colillas mal apagadas.

Las colillas halladas en la basura, fácilmente pueden llegar a ríos, océanos y lagos, que además pueden ser ingeridos por pájaros, peces y otros animales, que corren el serio riesgo de morir por no ser capaces de digerirlos.

La Deforestación:

El tabaco causa también la deforestación mundial. De ocho árboles talados, al menos tres le darán espacio a su cultivo o a su proceso de curación, según la Universidad del Estado de Florida.

Las mayores plantaciones de tabaco se encuentran en países en desarrollo, donde se han convertido en una de las principales causas de deforestación de las última selvas tropicales. Y ello, no solo se debe a los cultivos, sino a la curación posterior de las hojas. Este proceso consiste en secar la plata de manera que las hojas verdes se vuelvan marrones y adquieran su característico aroma, por lo que necesitan aplicar calor a una temperatura de unos 70º que en la mayor parte del mundo donde se cultiva, proviene de quemar leña.

La Organización Mundial de la Salud indica que para curar el tabaco  necesario en la elaboración de 300 cigarrillos, se corta un árbol adulto. Las talas de árboles también se emplean para construir los graneros donde se realiza esta cura (Tampoco olvidemos el papen necesario para la elaboración de los cigarrillos, paquetes y cartones).

La planta de tabaco es muy exigente y consume los nutrientes del suelo de manera muy rápida, Los responsables de estas plantaciones utilizan por ello, una gran cantidad de pesticidas y fertilizantes químicos que contaminan el suelo y agua, según un estudio del entro para el Control del Tabaco de la OMS «Tabaco como riesgo para el Medio Ambiente, de la planta a la colilla». El uso de estas sustancias puede provocar diversos daños en el entorno, como erosión, pérdida de biodiversidad o eutrofización de lagos y ríos. Después de dos cosechas, el suelo se agota y queda inutilizado por estos productos.

El cambio climático y la calidad del aire:

La producción de tabaco incide en el cambio climático de muchas maneras. Al talar bosques y selvas para su cultivo y curación, los árboles destruidos emiten el dióxido de carbono (CO2) que tenían almacenado y cuantos menos árboles quedan, el planeta tiene menor capacidad de absorber este gas de efecto invernadero (GEI).

El humo del cigarrillo también contiene GEI. La AECC estima que los fumadores producen al año 225 000 toneladas de CO2, equivalente a las emisiones de unos 12 000 coches que recorrieran 10 000 kilómetros.