Definitivamente da para analizar sobre si es realmente necesario o no, implantar el Servicio Militar Obligatorio en el país. ¿Soluciona acaso la problemática de la delincuencia juvenil en el Perú?
La mayoría de gente lo ve así, pero en realidad, es también lanzar una moneda al aire. Se podrán cambiar a algunos jóvenes de mentalidad, pero pueden haber otros que se resistan al cambio y perfeccionen en el cuartel su espíritu de delinquir, con técnicas de guerra temidas por la sociedad.
Pero otra cosa que ha estado en boca de todos durante esta semana en que este tema estuvo en debate, ha sido el hecho de las multas que deben pagar aquellos que no quieran servir a la Patria. Más de 1800 soles es el monto de aquel omiso, pero ¿una persona de clase baja está en real capacidad de realizar ese pago? ¿No es una determinación con algo de discriminación?
La pelota está en cancha del Gobierno. Tenemos un presidente con pasado militar y que en todo momento ha pregonado la necesidad de que los jóvenes tengan una preparación en el cuartel, para así moldear su personalidad y servir al país en el frente de batalla. Pero, ¿qué se gana con eso? La incertidumbre radica también en la corrupción que se vive al interior de las Fuerzas Armadas y la paupérrima condición de trabajo que pueden tener los distintos cuarteles ubicados en diferentes partes del país.
Por eso, el tema requiere un profundo análisis del Ejecutivo y también en el Poder Legislativo, sobre la necesidad o no de realizar Servicio Militar.
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Aún hay gente que no está muy al tanto de lo que será este domingo, el proceso de Revocatoria contra los miembros del Concejo de Lima Metropolitana, encabezados por Susana Villarán. Demos una mirada rápida a este suceso inédito en nuestra capital.
Este proceso de Revocatoria no habría sido aburrida completamente, si no fuera las gráficas llamadas “memes”, que inundaron las redes sociales y le dieron un toque de humor y sabor a esta lucha tensa entre el SI y el NO.
Lejos de la venta normal de ilusiones, de portadas que nos venden a los jugadores de la Sub 20 como el futuro del país, es importante mantener los pies sobre la tierra aunque en realidad, eso sea tan complicado ante la algarabía de la afición.
Solo en el fútbol peruano nos podría pasar este tipo de cosas. En verdad, somos unos “privilegiados”. El caso pasó de ser deportivo hasta ser el tema principal de los programas políticos de los domingos por la mañana y por la noche. La vida de Max Barrios o de Juan Espinoza Mercado ya no será la misma desde el Sudamericano Sub 20.
Cuando juega la Selección, más de un aficionado deja de hacer lo que está haciendo y se prende del televisor, la radio o el Internet para seguir los partidos de la blanquirroja. En el actual Sudamericano Sub 20 de Argentina no es la excepción y el buen inicio del equipo de Daniel Ahmed, invita a que el hincha, se ilusione con un lugar en el Mundial de la categoría que se jugará en Turquía.
Como peruano me es muy gratificante saber que mi país alberga una competición tan importante, pero a la vez complicada como el Rally Dakar. Es la segunda oportunidad consecutiva que los vehículos más pesados del planeta traspasen nuestros desiertos en busca de gloria.
Por supuesto que me alegra el triunfo del voley peruano en el Sudamericano de menores. Derrotar a Brasil en base a mucha garra y entrega por parte de nuestras jugadoras ha sido muy emotivo, pero dentro de la algarabía, hay momentos para la reflexión, quizás instantes para tener un poco los pies en la tierra y tomar este tipo de triunfos con suma calma.
¿Porqué el Congreso de la República tiene que aparecer cuando Perú gana los Bolivarianos de Playa o el Sudamericano Juvenil de Voley? ¿Por qué el presupuesto destinado al deporte es tan poco? No miremos lejos y citemos el caso de Colombia, que fue la sensación de la región sudamericana en los Juegos Olímpicos de Londres ganando ocho preseas durante la competencia. El triunfo del voley nos debe enseñar a preocuparnos en la formación de nuevos valores para el deporte peruano, en mejorar el sistema de competencia en nuestro país, pues creo que aún estamos a tiempo de poder resurgir, pese al desinterés del Estado por “sus representantes” y que se demuestra en el bajo presupuesto que recibe anualmente.